👋🏻 Hey folks
¿Cómo te definirías?¿Disfrutas realmente de lo que haces? Ana nos plantea estas cuestiones y las trata y responde de una forma muy sabia.
Estamos constantemente buscando la excelencia y la aprobación externa en todo lo que hacemos impidiéndonos muchas veces disfrutar del mero hecho de probar algo nuevo o hacerlo porque sí. Esperamos que este post os invite a la reflexión y a recuperar las ganas por ese hobby abandonado hace años. 💫
Y venimos con buenas noticias desde el sur para garantizar el buen funcionamiento y el control de contenido existente en la red. Además te hacemos un reminder para que rescates ese pasatiempo que tanto te entretenía de pequeña de una forma muy sencilla.
Enjoy! 💖
Experimentar sin expectativas
por Ana Herranz
Antes de nada, me gustaría presentarme: me llamo Ana y soy diseñadora de producto en mendesaltaren. Pero… ¿me define eso? ¿Acaso me define solo mi profesión y mi nombre? No. Hay mucho más de mí; tenemos múltiples dimensiones que nos hacen únicos. Soy muchas más cosas que me hacen ser Ana. A veces, nos centramos tanto en nuestras carreras que tendemos a olvidar lo importante que son las pasiones en nuestro sentido de identidad.
Resulta muy fácil caer en ello, de hecho, es como solemos presentarnos: “¿Cómo te llamas?” o “¿A qué te dedicas?” suelen ser las primeras preguntas que le hacemos a alguien que acabamos de conocer. Me da la sensación de que tendemos a acotarlo todo a ello y solemos expandirlo al resto de ámbitos.
Honestamente, siento una presión social constante por tener éxito en aquello que hago. O todo es de diez o no vale nada. “No, mejor lo dejo porque no valgo”. ¿Cómo que no valemos? ¿Quién dice que no valemos cuando nuestro fin es el propio placer de hacer lo que nos gusta porque sí? Si tenemos inquietudes por probar algo nuevo y no se nos da bien a la primera, solemos tirar la toalla. Lo dejamos porque nos da vergüenza mostrarle al resto que no somos “buenos” en aquello que hacemos. ¿Buenos en comparación a quién? ¿A los profesionales en ese área? No hace falta que llevemos todo a la excelencia. Muchas veces nos obcecamos en monetizar lo que nos gusta hacer y nos olvidamos de lo gratificante que es disfrutar del proceso, de aprender de nuestros errores y de experimentar sin miedo al juicio de los demás. Resulta liberador cuando hacemos lo que nos gusta solo porque nos hace felices.
Sí, vale, no te niego que esté bien ser perseverante y buscar éxito, pero eso sí: todo depende del fin. Si lo que hacemos, lo llevamos a cabo por el puro placer de hacerlo, entonces no deberíamos ser tan autoexigentes. Pintar por pintar, cocinar por cocinar y escribir por escribir. Quiero decir: aunque la perseverancia es importante para triunfar, no debemos olvidar que podemos gozar del placer de hacer algo simplemente porque nos gusta. No podemos enfocar toda nuestra energía en buscar ese prestigio porque, entonces, se pierde todo sentido de placer. La clave está en intentarlo sin expectativas.
Si te atrae la cocina a pesar de no dar nunca con el sabor que esperas en el resultado final, no dejes de cocinar. Si te relaja dibujar, pero tus pinturas no gustan, no sueltes el pincel. Si lo que escribes no te parece elevado, sigue llenando el bloc de notas. Recuerda que cuando medías menos de medio metro e ibas al colegio, hacías las cosas porque nacían de simples ambiciones. Las hacías porque te daba la gana y punto. Sin importar cómo podía afectar la opinión del resto. Eran los adultos quienes convertían esas ambiciones en ocupaciones prácticas y lucrativas. Es hora de deconstruir todo esto; es hora de escuchar qué quieres hacer y qué necesitas de verdad.
El compositor John Cage, decía algo así como que experimentar solo se experimenta cuando creamos sin saber lo que va a pasar. Y estoy de acuerdo con John: es importante mantener inquietudes, a pesar de que no salgan bien al principio. O nunca. “Lo hacemos y ya vemos”. No nos quedemos en la superficie si podemos profundizar y sorprendernos con lo que venga.
Compartir nuestras aficiones también es una parte importante de este proceso. A menudo, nos sentimos inhibidos al mostrarle a los demás lo que hemos hecho. Tememos ser juzgados o comparados con otros que asumimos que son mejores. Es importante recordar que cada persona tiene su propia perspectiva y, por lo tanto, su propia manera única de expresarse y crear. No hay forma correcta o incorrecta de hacer algo, solo tu forma. Y si no le gusta a todo el mundo: no pasa nada. Y si le gusta solo a una persona y le inspira: ya ha merecido la pena exponerlo.
Todos necesitamos tomarnos el tiempo para conectar con nuestras pasiones. La felicidad y la realización personal no son solo para aquellos que tienen éxito o buscan monetizar, sino para quienes disfrutan de cada momento, de cada descubrimiento y de cada error. Que nadie te pida ni perfección ni un impacto masivo en todo lo que haces; eso no define tu valor. El impacto positivo puede ser mínimo y centrarse en aquellos que nos rodean y, en última instancia, eso es lo que realmente importa. Miento: en última instancia, lo que importa es que lo hayas hecho por el puro placer de hacerlo. Por ti.
¿Me presento ya como debería? Soy Ana, me alucina escribir aunque lo que escribo no guste a todos, me gusta hacer fotos por puro placer sin pretensiones profesionales y, por añadir algo más, se me da genial caerme en skateparks llenos de gente top sin pasar demasiada vergüenza, ¿sabes por qué? Porque sé a ciencia cierta que un día ellos también se cayeron una vez tras otra. ¿Sabes lo que les pasó más allá de seguir disfrutando y mejorar como consecuencia? Nada. Absolutamente nada. Y a ti tampoco, ¿a qué esperas? Si te da miedo, hazlo con miedo, pero no dejes que te frene.
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El riesgo de los algoritmos
Hace unos días nos enteramos por la comunidad de que va a abrirse en Sevilla el Centro Europeo de Transparencia Algorítmica para conseguir que las grandes plataformas cumplan con los principios que garantizan el buen funcionamiento y el control de contenidos ilícitos y perjudiciales en internet.
Esto les obliga a identificar y controlar los riesgos de sus sistemas algorítmicos. Riesgos como la baja protección de la infancia, la violencia de género o salud mental entre otros.Esto nos ha recordado al artículo que escribió Lucía Ortiz de Zárate sobre el reto que supone introducir la IA en el sector público para garantizar que no perjudique la vida de las mujeres e, idealmente, contribuya a la igualdad de género.
En ambos casos es necesario buscar de forma proactiva la eliminación de sesgos y desigualdad extendida por el vasto universo que es internet.
Desconectar jugando
Nuestra compi Ana nos invita a disfrutar del camino y no obcecarnos en tener que destacar siempre o llevar todas nuestras acciones a su máxima representación. Y siguiendo un poco su consejo, esta semana se habló de Dilemo, un juego de trivia online con un diseño súper cuidado y unas pruebas maravillosas que se actualizan cada mes. Así que si estás abrumada por el trabajo o por la vida en general dale una oportunidad porque te regalará un buen ratejo 👾
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