👋🏻 Hey folks
Si la semana pasada Xabier Iglesias nos hablaba de la ola de innovación tecnológica que estamos viviendo, hoy nuestra compañera Pupe Marín nos propone retomar el maravilloso hábito de usar papel y boli en nuestra rutina, dándonos varias ideas para incluir este hábito analógico hasta en nuestro trabajo.
Además, recordamos lo increíble que fue poder juntarnos virtualmente el pasado jueves y repasamos algunos highlights que nos siguen motivando a recuperar esa moleskine y dar rienda suelta a nuestra imaginación. 🌈
Enjoy! ✨
Pensar en analógico
por Pupe Marín
Por lo general, las personas que trabajamos delante de un ordenador, tendemos a olvidarnos rápidamente de los cuadernos y de diseñar o pensar en analógico. Hace tiempo que intento trabajar siempre con un cuaderno al lado, para apuntar cosas rápido, bocetar, profundizar o poner más foco en algo. Cerrar el ordenador, coger el boli y el cuaderno y plasmar mis pensamientos de una manera diferente.
Hace años leí un libro que se llama “Demencia Digital” del neurocientífico alemán Manfred Spitzer, el cuál analiza el aprendizaje y cómo ha influido la digitalización en el mismo.
En el libro, se cuenta cómo los taxistas de Londres tienen que someterse a un examen en el que estudian todos los mapas de la enorme ciudad para obtener su licencia. Es un proceso único en todas las partes del mundo. Se descubrió, que su hipocampo, la parte del cerebro que se encarga de orientarse en un terreno desconocido, estaba mucho más desarrollado que antes de prepararse a la prueba. Además, dependiendo del número de años que un taxista recorre las calles de Londres, repercute en su volumen. Y lo que es más interesante; analizaron el hipocampo de taxistas y conductores de autobuses, ambos londinenses, y descubrieron que solo los taxistas habían incrementado esta capacidad. Los conductores de autobús siempre trabajaban en la misma línea, por lo que hacían el mismo trayecto una y otra vez y su orientación en la ciudad era mucho peor. Lo que nos conduce a una premisa que puede resultar obvia pero que no lo es tanto; repetir los mismos procesos, no nos conduce hacia el aprendizaje.
Cuando éramos niños, la mayoría de las profesoras nos obligaban a hacer resúmenes de los temarios de los libros, lo que hacía que, sin haber estudiado, al menos el contenido te sonase de algo. La escritura y el dibujo analógico tienen multitud de ventajas; estimula diferentes áreas cognitivas del cerebro, nos ayuda a comprender y a asimilar la información y mejora su retención. También existen estudios que relacionan estas técnicas con la generación de nuevas ideas y la creatividad. Por no olvidarnos de que nos ayuda con algo que cada vez es más complicado, la concentración. Cerrar el ordenador y abrir el cuaderno te ayuda a enfocarte en lo que estás haciendo.
No puedo hablar de este tema, por supuesto, sin declarar que no es un punto de vista en el que se tenga que demonizar la tecnología, sin duda son herramientas compatibles y complementarias. Y como realmente este concepto de volver a lo analógico es algo abstracto, os voy a contar cómo utilizo papel y boli en mi día a día en relación al trabajo y para qué me sirven:
Para hacer layouts: cuando maqueto, intento abstraerme lo máximo del contenido y pintar cajas, prácticamente puede ser un wireframe lo fi pero también sirve para editorial. Pruebo rápido cómo quedarían los diferentes módulos y me da una visión general de cómo podrían encajar todos juntos. Es muy esquemático, pero ayuda a enfocar cuando estás muy concentrado en que tu diseño no tenga píxeles que no sean múltiplos de 8.
Para desbloquear: da igual el estado en el que esté el proyecto, si veo que no estoy avanzando, cojo la libreta y me voy a otro espacio. Si es en el exterior, mejor que mejor, una terraza, patio o incluso ir a un parque cercano de casa o a una cafetería. Entonces reseteo y empiezo a pensar en abstracto, ¿con este diseño estoy cumpliendo los objetivos? ¿es coherente? ¿Qué quiero conseguir? Y monto un esquema, uniendo partes o usando palabras clave.
Para recordar tareas: subrayar, colorear, marcar. Me ayuda a interiorizarlas y recordarlas, tenerlas visibles al día siguiente. Apuntar las horas que dedico a cada proyecto y temas más relacionados con gestión.
También, en lo personal, lo uso siempre para realizar bocetos. Me gusta hacerlos con bolígrafo, por lo que me permito el error constante y la aceptación del mismo. Cuanto más pequeños son, mejor, porque las formas y la composición deben ser lo más sencillas posible, y el papel ayuda a acotar un espacio.
Me gustaría animaros a retomar estos procesos, si no los tenéis implementados ya, y plantearos si este cambio de formato os puede ayudar en momentos de bloqueo.
(Long life to paper 💖)
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Atender dibujando
El jueves pasado tuvimos la oportunidad de juntarnos en el primer donut grupal de la comunidad. Con este tipo de quedadas nos ponemos voz y cara y así conocemos un poco más sobre el trabajo y los intereses de los miembros de Jueves.
Javier Alonso nos estuvo hablando de la técnica de sketchnoting que utiliza en diversos eventos, y cómo enseña a sus alumnos a perder el miedo a equivocarse o a “dibujar mal“. Al igual que hace Pupe, usando un boli para “permitirse el error constante y la aceptación del mismo”, Javier aparta los lápices y las gomas en los cursos que imparte, abriendo camino a esos maravillosos rotuladores que huelen a alcohol y que a unas cuantas nos recuerdan a la carrera. 🎨
Aino Marsio Aalto
Y por seguir con esta celebración de lo analógico, queríamos retomar nuestra serie de referentas históricas centrándonos esta vez en la figura de Aino Aalto. Muy poco se ha dicho de ella, aunque su trabajo con su reconocido compañero cada vez se hace más evidente.
Aino Marsio Aalto fue una de las primeras arquitectas finlandesas. Se formó en la actual Universidad Politécnica de Helsinki y pronto se incorporó al despacho del afamado arquitecto moderno Alvar Aalto, con quien acabaría casándose en 1924.
Entre sus primeros trabajos está la Parroquia Pöytyä y la construcción de pequeños edificios, entre ellos su propia casa de verano, Villa Flora; reconocimientos no siempre atribuídos a la arquitecta.
En 1930, Aino desarrolla la «Cocina Mínima». Se trata de un diseño compacto, cómodo y funcional que supuse el origen de nuestras cocinas actuales, junto a la “cocina de Frankfurt”, también propuesta por una mujer: Margarete Schütte-Lihotzky. Sobre esta revolución en la organización de la cocina, Aino Aalto afirmó lo siguiente: «Me refiero a la transformación total del papel que desempeña la mujer en la actualidad. La independización de una posición sumisa supone exigencias absolutamente nuevas en las viviendas».
En 1935 los Aalto fundaron Artek, una firma dedicada a la creación de accesorios de iluminación y mobiliario, en los que confluyen arte y técnica. Fue ella quien sentó las bases para la estética de Artek, combinando la idea modernista de una forma clara con una simple ornamentación de la superficie.
Absolutas fans de esta moza 💫
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