#76 - Prometer, prever, imaginar
Anhelos, identidades líquidas y el pensamiento como forma de resistencia.
👋🏻 Hey folks
Hoy abrimos con una reflexión de Sara Rego inspirada en El tiempo de la promesa, de Marina Garcés: ¿qué lugar ocupa la promesa hoy frente al dominio de las predicciones algorítmicas? Le sigue una lectura sobre motion design que nos recuerda que las marcas ya no solo comunican: respiran, vibran y se transforman. Y cerramos con una voz imprescindible, la de Remedios Zafra, que nos invita a pensar desde el cuidado, la lentitud y el compromiso en medio de una cultura acelerada.
Promesa vs. predicción
por Sara Rego
He hecho trampa. Lo confieso desde ya. Hoy traigo una reflexión que no es mía, sino de la brillante Marina Garcés en El tiempo de la promesa, pero es que este pequeño ensayo sobre la promesa me ha conquistado y mantenido en un bucle de pensamiento los últimos días.
Puede parecer que el tema se salga un poco de la linea de esta newsletter ( y en realidad ya avisé de que intentaría mantener mi nivel de intensidad al mínimo, pero sin atreverme a prometer nada), pero entre todas las perspectivas desde las que Marina Garcés trata la promesa, hay una que me pareció especialmente oportuna para la ocasión.
En el ensayo Marina Garcés habla sobre la promesa más allá de la palabra. Habla de la promesa cómo acción. Prometer es una declaración de intenciones. Es un acto que conecta pasado, presente y futuro, creando un espacio común, un marco en el que las posibilidades de algo diferente aparecen.
«las promesas hablan del futuro, pero se hacen desde un presente. Hablan del futuro, pero invoca un comienzo y una memoria compartida»
La promesa no necesita tener una certeza. Introduce una nueva posibilidad desde la voluntad y la confianza.
«prometer una cosa es introducir una verdad que inventa un lugar propio en la trama de lo real: es una expectativa compartida que es cierta a pesar de no haber sucedido»
Partiendo de esta premisa, repasa la relación histórica que como sociedad hemos tenido con la promesa, y como se utilizado como motor, pero también como forma de vínculo y poder. La promesa de la salvación en la biblia, la promesa del progreso sin límites en el capitalismo, la promesa de un futuro mejor en la política, la promesa del amor eterno en las relaciones románticas. Todas ellas fijan un marco en el que se establece un acuerdo por ambas partes para que la promesa pueda llevarse a cabo.
Sin embargo como habla también en Nueva ilustración radical (otra lectura muy recomendable) vivimos en un tiempo en el que la promesa ha perdido su lugar. Vivimos en un tiempo de desesperanza en el que Dios nos ha abandonado, los recursos se acaban, los políticos mienten y el en que el amor es líquido. Las promesas han perdido su credibilidad. Pero también hemos perdido la capacidad de prometer. ¿Cómo prometer un futuro cuándo no hay futuro? ¿Cómo arriesgarse a prometer algo si no confiamos en que podremos cumplirlo?
Esta incertidumbre ha desplazado la promesa como mecanismo de creación y proyección sirviéndose de otro mecanismo. La predicción.
Ante la pérdida de la confianza y la capacidad de imaginar un futuro, delegamos las tareas de proyección a tecnologías predictivas que nos ofrecen un futuro en base a datos del pasado y sistemas de probabilidad. El futuro ya no es un tema de acuerdo o voluntad, sino de estadística. Y en base a esto se plantean varias preguntas:
¿Son capaces estas herramientas predictivas de imaginar algo nuevo, diferente? ¿«hablan del futuro o realmente son una proyección del pasado»? Sus patrones derivan de los datos con los cuales han sido entrenados generando un “nuevo” escenario condicionado y condicionante. Cuando una predicción se cumple siempre queda la pregunta, ¿Es la predicción la que ha sido capaz de predecir el futuro? ¿O es la predicción la que genera ese futuro?
Por otra parte, se plantea una problemática diferente. Cuando delegamos las decisiones a los resultados de las técnicas predictivas, a algoritmos y procesos que no entendemos. ¿Quién asume la responsabilidad? «estas técnicas nos comunican los resultados, calman nuestra ansiedad y nos permiten delegar la decisión. Ponernos en manos de los dioses o del algoritmo, ética y políticamente, no es tan diferente. Pero cuando un general declara la guerra después de haber escuchado el oráculo, quién ha declarado la guerra, ¿él o el oráculo?».
En un tiempo donde el futuro se ha convertido en un dato más, necesitamos rescatar lo que las predicciones no pueden ofrecernos: compromiso, vínculo y la mirada en lo subjetivo, en lo único.
¿Quién podrá imaginar un escenario realmente alineado con las las expectativas más subjetivas y emocionales? ¿Quién podrá generar la relación de confianza y compromiso necesarias para llegar a los escenarios más plenos? Quien pueda prometer, dando lugar a un espacio nuevo que pertenezca al que promete, y al que recibe esa promesa.
Cuando la identidad se despliega en loop
En una época donde el contenido visual vive en scroll infinito y los timelines son más líquidos que nunca, el motion design ya no es un “extra” visual, sino una pieza central en cómo las marcas se muestran (y se sienten).
Este artículo de It’s Nice That plantea una idea clave: el diseño gráfico lleva tiempo dejando de ser estático. El futuro se mueve, literalmente. Y eso se nota en cómo elementos como la pulsación, el brillo o el cambio constante ya no son ornamentos, sino lenguaje.
En este enfoque, el diseño no solo cuenta historias: las vive. Las marcas se vuelven seres que vibran, que sienten, que están “vivas” en pantalla. Un giro interesante que nos interpela directamente como diseñadores:
¿Cómo proyectar una identidad que se transforma en tiempo real sin perder su esencia?
Este artículo es un buen recordatorio de que el futuro visual no se imprime: se reproduce.
Remedios Zafra
En un mundo cada vez más mediado por pantallas y algoritmos, Remedios Zafra ha dedicado su trayectoria a pensar críticamente la cultura digital contemporánea. Escritora, investigadora y profesora, su obra traza un mapa de los dilemas que atraviesan las vidas creativas en la era de internet: precariedad, ansiedad, rendimiento y entusiasmo como norma general.
Zafra lleva años observando estos temas desde dentro. Con libros como Netianas (2005) y Un cuarto propio conectado (2010), sentó las bases de un ciberfeminismo español, donde las cuestiones de género, tecnología y subjetividad no eran temas separados, sino parte de un todo. Sus textos prestan atención a los cuerpos invisibles detrás de los datos, a las emociones que se filtran en las interfaces, a las formas de poder invisibles que se cuelan en lo cotidiano.
En El entusiasmo (2017), una de sus obras más conocidas, Zafra explora cómo se explota el deseo de crear: cómo la pasión se convierte en excusa para precarizar, y cómo esa promesa de “si te esfuerzas, lo conseguirás” acaba siendo una trampa. Habla de lo difícil que es mantener la atención en un entorno diseñado para dispersarla, y de cómo se coloniza el tiempo personal en nombre de la productividad.
Pero su mirada no se detiene en el análisis. También propone formas de resistir silenciosas, a veces invisibles: espacios propios, tiempos lentos, vínculos con sentido. Reivindica el cuidado, la lectura y la conversación como actos políticos. En un presente donde lo previsible desplaza lo posible —como sugiere también Marina Garcés—, su obra recuerda que pensar sigue siendo una forma de compromiso.
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Esta semana, nuestro compañero nos trae:
Porsche x Aimé Leon Dore: Aimé Leon Dore vuelve a unir fuerzas con Porsche para diseñar un 911 993 turbo personalizado fielmente a su estética y una colección de ropa al más puro retro y nostálgico.
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VWFNDR™ Camera: VWFNDR™ es una cámara digital conceptual que replantea la fotografía desde el disfrute y la simplicidad, combinando hardware y software de forma fluida en un diseño compacto, personalizable y centrado en la experiencia del usuario.