👋🏻 Hey folks
¿Por qué hay marcas que nos atrapan y otras que simplemente… están? Esta semana hablamos de propósito, identidad y valentía creativa. De cómo algunas marcas consiguen hacernos correr —literalmente— y otras renuevan su esencia sin perder ni una pizca de alma. Desde la contracultura del running hasta una joya editorial en San Francisco, lo que tienen en común es algo que va más allá del logo: una voz propia.
Construir desde el propósito
por Alejandro Sánchez
Desde pequeño me ha gustado la historia. Era de esas asignaturas que leía con ciertas ganas, casi sin sentirme obligado a hacerlo para soltarlo después en un examen. Creo que, de alguna manera, me interesan los porqués y los contextos históricos. En branding, me sucede algo parecido, me interesan mucho los porqués y los relatos de las marcas.
Me gusta cuando una marca tiene una voz reconocible, una forma particular de expresarse y de ser percibida por las demás. No hablo de una identidad visual bien resuelta —que a quién no le va a gustar—, sino más bien de su identidad como razón de ser. Lo que da forma de verdad a todo lo que la rodea. Una convicción que esté por encima de todo, que guía lo que hace, cómo lo hace y para quién lo hace.
Hace tiempo que vengo reflexionando sobre cómo el trabajo creativo está cada vez más atado a la voluntad del negocio y del mercado. No digo que no deba estar ligado (de hecho, creo que la creatividad debe ir siempre orientada a negocio de forma directa o indirecta), pero en ocasiones parece que se ha perdido el equilibrio.
Reivindicamos cada vez con más fuerza las identidades propias de cada persona. Sin embargo consentimos que las marcas, los objetos, las ciudades y tantas cosas que nos rodean respondan a modelos estandarizados que precisamente contribuyen a que las identidades de las personas se estandaricen también.
Quizás esto viene sucediendo desde hace más de lo que yo creo, pero pienso que en un contexto histórico en el que las marcas tienen más herramientas que nunca, se está mitigando tanto su espacio visual como narrativo para que experimenten, evolucionen o simplemente tengan margen para generar sus propios códigos.
El negocio pide certezas, pero la creatividad necesita explorar lo incierto. Las marcas valientes construyen antes de recoger. Y eso, a día de hoy, es cada vez más raro, porque exige una convicción, valentía y paciencia que probablemente ningún fondo de inversión esté dispuesto a asumir.
A nivel de códigos visuales, todo es súper correcto, y está bien. Pero parece que muchas marcas estén pensadas y diseñadas para no molestar. Probablemente por este motivo, en el momento en el que vemos códigos visuales de otra época, aunque sean feos, los ensalzamos con nostalgia y nos enorgullecemos de ese paraguas que engloba tantas cosas que un día dejamos atrás, el costumbrismo.
Por suerte, hay muchas excepciones. Y precisamente estas excepciones, cuando están bien trabajadas, están llamadas a marcar una época.
Ahora mismo parece que el running esta en su peak de tendencia. Empecé a correr hace unos dos años porque quería hacer algo de cardio. La verdad que no sé como era antes de eso, pero si que he visto el cambio desde entonces y es una burrada. Conseguir un dorsal en ciertas carreras empieza a ser como lo de las entradas de Bad Bunny.
Y ese cambio de paradigma tiene mucho que ver con la capacidad de las marcas por influir en las personas. El impulso de las que han ido generando comunidad, por ejemplo, a través de Run Clubs ha propiciado que en la mente de mucha gente esa actividad aburrida y odiada llamada “correr” ahora se llame running y se haya convertido en apetecible porque las marcas la han hecho cool.
Satisfy comenzó en 2015 con un planteamiento contracultural del running que tuvo que ser prácticamente una utopía. Desde entonces se ha mantenido completamente fiel a su propuesta, sin parar de innovar a nivel producto y comunicación, con una estética reconocible, propia e impecable. ¿El resultado? Una comunidad con un sentimiento aspiracional y de pertenencia brutal, capaz de agotar en minutos cualquier drop de producto. Y si la conoces, sabrás que no es precisamente barata.
Este tipo de marcas se convierten en top of mind para buena parte de la comunidad, porque no solo ha hecho su camino, sino que además derriban la puerta para que otras, por ahora pequeñas, pero con propuestas propias y valientes, entren con más fuerza en el sector y puedan quitarle entre todas un trozo del pastel a las corporate.
¿Cuándo dejaron el diseño y la creatividad de ser valientes? Estamos de acuerdo en que poner el propósito en el centro probablemente no sea lo más sencillo a corto plazo y la solución no es hacer lo que nos plazca. Lo que si podemos hacer desde diseño es empezar a reivindicar un poco nuestro papel, unir lazos más sólidos con negocio y demostrar que ser diferente también es rentable.
Nueva identidad para William Stout Architectural Books
En pleno corazón de San Francisco, una de las librerías históricas acaba de estrenar nueva identidad visual. William Stout Architectural Books, refugio de arquitectos y diseñadores desde 1974, ha recibido un rediseño de la mano de LoveFrom, el estudio fundado por Jony Ive y Marc Newson. Y lo han hecho por puro amor al diseño y al barrio.
La nueva imagen incluye una tipografía elegante, papelería refinada y hasta merchandising con el sello inconfundible de LoveFrom. Todo ello para acompañar una nueva etapa bajo la gestión del Eames Institute, que ahora custodia también la legendaria colección personal de Stout.
Una historia de legado, comunidad y diseño bien hecho.
Yarza Twins
La creatividad, cuando se cultiva desde la infancia, acaba encontrando su forma. En el caso de Eva y Marta Yarza, esa forma es Yarza Twins, un estudio de diseño con base entre Londres, París y Vigo que convierte cada proyecto en un universo visual con carácter.
De pequeñas ya pasaban horas dibujando juntas, creando mundos imaginarios en rollos infinitos de papel de oficina. Con el tiempo, esa complicidad se transformó en una práctica profesional que combina Bellas Artes y Arquitectura Técnica con una mirada que cruza lo narrativo, lo tipográfico y lo simbólico. Hoy su trabajo abarca desde la dirección de arte al diseño editorial, pasando por el branding y el packaging, con clientes como Adidas, Smirnoff, Converse o Estrella Galicia.
Más allá de los premios, lo que realmente distingue a las Yarza es su forma de pensar el diseño: como una herramienta para cuestionar, imaginar y provocar conversación. Lo demostraron con su primer gran proyecto, cuando reinterpretaron la antigua panificadora de Vigo como museo de arte contemporáneo, inspiradas por la transformación de la central eléctrica que hoy alberga el Tate Modern. Sin encargos ni recursos, pero con una idea clara: defender el valor cultural de los espacios y activar nuevas posibilidades para su ciudad.
Yarza Twins forma parte de una generación de diseñadoras que se mueve con soltura entre disciplinas, escalas y soportes. Un dúo que diseña con personalidad, sin perder de vista el contexto en el que se crea.
✨ Carla recomienda
Esta semana, nuestra compañera nos trae:
Arcana - Leckie Studio: Cabinas de 25 m² revestidas en acero inoxidable pulido que se mimetizan con el bosque. Leckie Studio firma una arquitectura minimalista y silenciosa, donde una ventana infinita conecta interior y naturaleza en una experiencia inmersiva.
Shigeo Fukuda – Self Defense: Una torre que se desmonta a sí misma, tramo a tramo. El diseñador japonés Shigeo Fukuda reconfigura la imagen de la Torre de Pisa mediante cortes precisos que transforman una forma estable en una estructura al borde del colapso. La obra plantea una paradoja visual: la autodefensa convertida en autodestrucción.
Mercedes-Benz 300 SL "Gullwing”: Considerado uno de los grandes iconos del diseño automovilístico del siglo XX. No solo destaca por su silueta y rendimiento, sino por un interior cuidado al milímetro. Instrumentación analógica, superficies curvas y materiales nobles se combinan en una composición precisa, donde cada detalle transforma la conducción en una experiencia estética y funcional.